La ginecomastia, si vamos a lo que el propio nombre nos dice de lo que es, literalmente, quiere decir mama de mujer, es decir, que la mama de un varón adquiere la forma de la mama de una mujer. Hay muchas causas para que se produzcan, y muchas de ellas no es necesario tratarlas, pues son parte de la evolución normal con el desarrollo. Otras, en cambio, justifican extirpar quirúrgicamente el tejido mamario, porque no es previsible que se vaya a resolver por sí sola.

Durante la pubertad, el maremágnum hormonal que se produce en el cuerpo del varón joven puede hacer que la glándula mamaria se desarrolle de forma excesiva. En estos casos es rarísimo que la opción inicial sea quirúrgica. Primero, debe descartarse que haya un mal funcionamiento hormonal detrás de ese desarrollo mamario excesivo. El pediatra derivará al especialista en endocrinología, que llevará a cabo los estudios analíticos necesarios para verificar que no hay ninguna anomalía a nivel de la producción de hormonas, ya que el listado de procesos, algunos de ellos graves, aunque por fortuna muy raros, que provocan una ginecomastia durante la infancia o pubertad, es un listado muy largo. Una vez descartados estos procesos, estaremos ante una verdadera ginecomastia, y el único tratamiento necesario en muchos casos es el paso del tiempo. Pasada la pubertad y la adolescencia, un gran número de ginecomastias desaparecen por sí solas. Es importante hacerle ver al niño que ese desarrollo es normal, y que no debe preocuparse, ya que es frecuente que les cause vergüenza, por ejemplo, participar en el baño con sus amigos de su misma edad. Como padres, una alternativa razonable es no causar sufrimientos innecesarios, y, por ejemplo, como actividad extraescolar, quizás sea mejor que se apunte a tenis o a fútbol en vez de a natación, por ejemplo, si al niño le causa vergüenza llevar el torso desnudo en su actividad deportiva.

Un segundo elemento que podemos controlar como padres para mejorar la ginecomastia es el control del peso. La grasa se comporta como un órgano endocrino con entidad propia, y metaboliza las hormonas masculinas para su eliminación por la orina. Los pasos intermedios de este metabolismo implican que las hormonas masculinas que empiezan a fabricarse en el testículo del adolescente, pasen a hormonas femeninas como paso previo a poderse eliminar. Estas hormonas hacen su efecto en la glándula mamaria, desarrollándola a veces en exceso. Por eso, si logramos reducir la cantidad de grasa total en el cuerpo limitaremos su acumulación en la glándula mamaria y de este modo mejorar la ginecomastia.

En el adulto joven, una causa a tener en cuenta que puede estar detrás del desarrollo de la glándula mamaria en el varón es el uso de anabolizantes con fines deportivos. Se produce por el mismo motivo que hemos comentado antes. Los esteroides, antes de poder ser eliminados por nuestro cuerpo, pasan por diferentes procesos químicos que les hacen semejantes a las hormonas femeninas, y de este modo estimulan el crecimiento de la glándula mamaria.

En otros casos, sencillamente la glándula mamaria es de mayor tamaño de lo normal y se busca el tratamiento estético que mejore su aspecto. En estos casos, la solución es quirúrgica. Se realiza mediante una pequeña incisión en el borde de la areola y, a través de ella, se realiza la extirpación de la glándula mamaria. Es importante eliminar sólo el tejido glandular, y mantener una cierta capa de tejido graso debajo de la piel, que contribuye a dar el contorno normal del pectoral masculino. A veces, la areola es demasiado grande y conviene reducirla de tamaño para adecuarla a la forma y tamaños normales de la mama masculina.

La cirugía es poco dolorosa, aunque es conveniente el ingreso hospitalario para vigilar que no haya sangrado y poder administrar calmantes más potentes en caso de que sean necesarios aunque, como comento, en mi experiencia es una cirugía poco dolorosa. Os muestro algunos casos y, si tenéis este problema, podéis contactar con nosotros en www.godoyclinic.com

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