La liposucción es la técnica quirúrgica indicada para eliminar la grasa localizada. Esto es importante tenerlo en cuenta, ya que no debe considerarse como un método de pérdida de peso, por muchos motivos. El primero es que la grasa se reparte como una capa bajo la piel de todo nuestro cuerpo, y eliminar un porcentaje apreciable de toda esa grasa, implicaría una cirugía muy agresiva y que en ningún caso está indicada. Se considera que por encima de 2 litros de volumen de tejido adiposo extraído, ya es una liposucción importante. Como la grasa es más ligera, en realidad esto supone una pérdida de peso de 1.6-1.8 kg. Teniendo en cuenta que esta pérdida de peso se puede lograr fácilmente con una dieta hipocalórica y ejercicio, evidentemente no debemos considerar la liposucción como técnica para perder peso, entre otros motivos, porque económicamente es extremadamente caro.

El objetivo de la liposucción, entonces, debe dirigirse en primer lugar a modificar el contorno de aquellas zonas que, a pesar de muchos intentos de perder peso, son resistentes a la pérdida de peso. Estas zonas son las que, hormonalmente, almacenan de forma preferente nuestra grasa, y son diferentes en la mujer y el hombre. En el caso de varón, el abdomen es la zona fundamental de acumulación de grasa cuando hay sobrepeso, y, en el caso de la mujer, la cadera y la cara interna de muslos, sobre todo.

Lo que quería comentar hoy, en todo caso, es el efecto suma que puede hacer la liposucción con el ejercicio físico, cuando se combinan. Este concepto surge de la observación de que muchas pacientes, después de la liposucción, encuentran más fácil perder peso que antes de la cirugía. Son dos factores fundamentales los que contribuyen a este efecto “adelgazante” de la liposucción.

Por un lado, tras la liposucción, se modifica el contorno y esto repercute positivamente en nuestra autoimagen, en como nos vemos al espejo. Ese vestido sienta mejor, o por fin puedes volver a ponerte esos vaqueros olvidados en el fondo del cajón, y que te quedaban tan bien hace unos años. Esto hace que la motivación para mantener una dieta, o hacer más ejercicio, sea más fuerte.

El segundo elemento que contribuye a perder peso tras la liposucción es que el tejido adiposo debe considerarse como un órgano endocrino más, que regula eventos tan importantes como la sensación de saciedad o la capacidad de almacenar los nutrientes como grasa. Todos hemos podido experimentar que, cuanto más engordamos, más sencillo es engordar más. A la inversa, si eliminamos células grasas, ese tejido ya “no está” y por lo tanto no puede influir en nuestro apetito o la capacidad de almacenar grasa.

En todo caso, como he comentado, no debe considerarse la liposucción como un método aislado de perder peso, sino que debe ir combinado con cambios en el estilo de vida, aunque es bueno que sepas que ese cambio de hábitos será más fácil y tu figura mejorará de forma duradera. Si quieres saber más, pide cita con nosotros en www.godoyclinic.com

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