Preguntas y respuestas (III)

Luisa nos ha preguntado en nuestra página web, www.godoyclinic.com, que está preocupada. Lleva implantes mamarios desde hace 6 años y, aunque está contenta a nivel estético, ha notado una deformidad nueva en el pecho y teme que los implantes estén rotos.

En primer lugar, a Luisa hay que tranquilizarla por varios motivos, y hacerle sin embargo algunas recomendaciones.

No nos menciona nada acerca de si los implantes son rellenos de suero fisiológico, o de gel cohesivo de silicona. Esto es lo primero, ya que, si el implante está lleno de suero fisiológico, en caso de que se produzca un fallo en la válvula de llenado que tienen estos dispositivos, el resultado suele ser que se vacíen por completo, de modo que la deformidad es relativamente brusca y muy llamativa. Sin embargo, el suero fisiológico es inocuo, y su vaciado no conlleva ningún riesgo, aunque, lamentablemente, la única solución es reemplazar el implante.

En el caso de implantes con relleno de gel cohesivo de silicona, que en realidad son todos los disponibles en el mercado desde comienzo del siglo XXI, es posible que el implante pueda romperse y realmente, notarse externamente poca o ninguna alteración. Esto se debe, fundamentalmente, a que la silicona que se emplea en la fabricación de los implantes estña tratada químicamente de tal manera que no se parece mucho a la idea que podemos tener en la cabeza de la silicona industrial, utilizada para sellar juntas. Mediante diferentes procesos químicos, las moléculas de silicona se enlazan unas con otras de tal manera que el gel resultante sea cohesivo. Lo que quiere decir este término es que, aunque la cubierta del implante se rompa. La silicona mantiene su forma y no se libera de la cubierta hasta que la rotura es de gran tamaño. Por ello, es posible tener roto un implante mamario, y no notar nada. Y ahora viene la cuestión importante ¿Se corre algún riesgo por tener el implante roto?

La respuesta es que, aunque generalmente se considera a la silicona como un material inerte, es decir, que nuestro cuerpo ni lo rechaza ni lo absorbe, sino más bien que “pasa” de ella, puede producir irritación crónica en la cápsula de tejido que se forma alrededor de cualquier prótesis mamaria, y esto a su vez provocar la acumulación de líquido o molestias en la mama. Por otro lado, las moléculas de silicona que escapen por la rotura en la cubierta, pueden ser captadas por las células de nuestro sistema inmune, que las reconocen como extrañas, y las intentan “aislar”. Esto se hace en los ganglios linfáticos más cercanos a la zona en que se ha liberado la silicona, en este caso, los ganglios de la axila, de modo que, si un implante lleva roto un tiempo, en estos ganglios linfáticos puede acumularse esa silicona liberada del implante y dar lugar a lo que se conoce como siliconomas, que son básicamente ganglios linfáticos aumentados de tamaño y que a veces pueden palparse en la axila, o causar molestias.

El escándalo de las prótesis mamarias PIP, que tenían un defecto de fabricación consistente básicamente en tener una cubierta menos resistente que la del resto de fabricantes, y estar rellenas con un gel que no cumplía todos los estándares para ser relleno de prótesis de mama en Europa, supuso que miles de pacientes sufrieron la rotura de sus implantes mamarios de forma prematura, uno o dos años tras la cirugía. Conocer estos límites por parte de los otros fabricantes de prótesis mamarias ha hecho sin duda que la fabricación de los implantes mamarios cumpla hoy máximos estándares de calidad y resistencia, en el sentido de poder asegurar una duración muy prolongada.

Volviendo al caso concreto que nos presenta Luisa, 6 años parece poco tiempo para que haya habido una rotura en el implante. Lo que sí puede pasar es que un pequeño pliegue de la prótesis pueda hacerse palpable con el paso de los años, especialmente su hay pérdida de peso, y en todo caso por la cierta atrofia del tejido mamario que cubre la prótesis, con el paso de los años.  Una tercera posibilidad es la formación de quistes o adenomas, más frecuentes a partir de los 30 años, y que pueden diagnosticarse con una ecografía. Por último, aunque raro, el cáncer de mama en mujeres jóvenes es posible y, ante la aparición de un bulto en el pecho, especialmente si es irregular, duro o adherido a tejidos profundos, debe investigarse y, de nuevo, puede evaluarse mediante una ecografía mamaria.

Cuando ocurre una rotura precoz, antes de los 5 años, habitualmente es porque, durante la implantación de la prótesis, inadvertidamente puede haberse dañado. Este es el motivo por el que, en Godoy Clinic, tenemos la política de ofrecer una ecografía de control a la paciente dentro del primer año tras la cirugía, totalmente gratuita, para asegurarnos de que no hay ningún signo precoz de rotura en el implante.

También recomendamos a nuestras pacientes realizarse una ecografía mamaria al menos cada 2 años, aunque no haya ninguna alteración externa ya que, como he comentado, un implante puede romperse y aún así no apreciarse ningún cambio externamente hasta pasado un tiempo prolongado tras la rotura.

En resumen, los implantes mamarios actuales tienen en su proceso de fabricación todos los sistemas necesarios para que la probabilidad de rotura sea mínima, y nuestra actitud como cirujanos es recomendar hacer chequeos periódicos mediante pruebas de imagen para verificar que los implantes se encuentran en perfecto estado.

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