Como cirujano plástico, cuando estoy delante de una paciente que tiene un pecho caído, siempre acabo explicando una limitación que tenemos los cirujanos, que no magos, a la hora de devolver al pecho una forma y volumen estéticamente óptima. Cuando uno acude a los libros de referencia en nuestra especialidad, descubre que básicamente hay tres técnicas a la hora de elevar un pecho caído, y todas implican hacer cicatrices adicionales a las de un aumento mamario “normal”. Pero, en primer lugar, debemos entender por qué un pecho se cae.

Como ya comenté en la anterior entrada de blog, un pecho se define como caído cuando una línea paralela al pezón se encuentra por debajo de la línea marcada por el surco inframamario.

   Ilustración 1: El pecho caído se define como aquel que tiene el pezón por debajo del surco inframamario

 

El hecho de que el tejido mamario se “caiga” se debe fundamentalmente a tres circunstancias.

La más importante, desde mi punto de vista, es la “calidad” de la piel, y, en concreto, de la dermis. Esta es la capa justo por debajo de la epidermis, la mas superficial, y realmente es la que le proporciona a la piel buena parte de sus características, de elasticidad, distensibilidad y capacidad de volver a su posición una vez ha sido estirada. Realmente lo fundamentalmente es la presencia de colágeno en la dermis, y, en concreto, de las diferentes variantes que nuestro cuerpo fabrica. Si la proporción de colágeno 1 y 3 es mayor que la media, la piel tolerará muy bien el estiramiento de la piel a que se somete el pecho, por ejemplo, durante el embarazo, la lactancia, y en fases de ganancia y pérdida de peso. Marcadores indirectos de esta “calidad” de la piel es la aparición con facilidad de estrías. Seguro que conoces alguna mujer en tu entorno que, a pesar de haber tenido 3 niños, haberle dado el pecho durante muchos meses, o haber perdido mucho peso, mantiene un pecho no caído, y sin estrías. Frente a estas diferencias en cuanto a nuestra genética, no se puede realmente hacer nada.

 

Ilustración 2: la paciente de la izquierda tiene 45 años y ha tenido 4 embarazos. la paciente de la derecha tiene 23 años y no ha estado nunca embarazada y ha tenido una pérdida de peso moderada. Estos casos ilustran la importancia de la calidad de la piel.

Otro aspecto que hace que un pecho se caiga con los años, son los cambios de peso y volumen que sufre el pecho en diferentes circunstancias. Por ejemplo, durante el embarazo, el componente de glándula mamaria del pecho aumenta de tamaño, preparándose para la inminente lactancia. Por otro lado, el aumento de peso de la mujer, en cualquier circunstancia, aumenta el componente graso de la glándula mamaria. Este aumento de volumen del contenido de la mama hace que la piel se estire, en ocasiones, mas allá del límite de su capacidad elástica, lo que hace que, tras una pérdida de peso, o al acabar la lactancia, la piel sea incapaz de adaptarse de nuevo a un conjunto glándula-grasa más pequeño, sobrando un exceso de piel, y cayendo el pecho entonces.

Por último, es intuitivo pensar que si un pecho pesa mucho, es decir, es de gran volumen, ejerce más tensión sobre la piel, que se estirará con más facilidad y, por tanto, hará más probable que el pecho se caiga con el tiempo.

Todas las técnicas empleadas en la elevación de pecho, se basan en el principio de eliminar parte de este exceso de piel. Lamentablemente, los cirujanos no hemos inventado ninguna técnica en la cual una herida no deje cicatriz, que en el fondo es un mecanismo de reparación de nuestros tejidos casi perfecto, pero, muchas veces visible a largo plazo. Si no se acepta este principio, y se intenta corregir un pecho caído con un aumento mamario, el resultado estético puede no ser satisfactorio, especialmente con implantes redondos, ya que aportan demasiado volumen en la parte superior de la mama.

Ilustración 3: 9 meses tras aumento de pecho en mama levemente caída,  que en poco tiempo presenta descolgamiento de la glándula respecto a la prótesis

Afortunadamente, la mama es una porción de nuestro cuerpo con muy poca movilidad intrínseca, lo que hace que las cicatrices sobre la mama, con los cuidados adecuados y una escrupulosa técnica de sutura, dejen a largo plazo una cicatriz poco visible.

En muchas ocasiones, si se elimina toda la piel necesaria para elevar el pecho hasta una posición aceptable, encontramos el problema de que la glándula mamaria, tras los embarazos, o sencillamente por el paso de los años, ha sufrido una pérdida de volumen tan importante, que el pecho quedará de un tamaño muy pequeño. Hay un número importante de pacientes, sin embargo, para las que esto no es importante, y lo que buscan es un cambio de forma hacia la de un pecho más joven, aunque el volumen sea pequeño.

Ilustración 4: Ejemplo de reducción mamaria, tres meses tras la cirugía

En otros muchos casos, se combinará la eliminación de piel con la adición de volumen a la mama mediante el empleo de una prótesis. Es lo que se conoce como mastopexia con prótesis. De este modo se consigue una forma similar a la de un aumento de pecho, aún a costa de las cicatrices de una elevación mamaria.

Ilustración 5: mastopexia con protesis ES 811 400 cc bilateral. Aún siendo de perfil extra alto, logramos un resultado natural. 3 meses tras la cirugía.

 

En algunas pacientes seleccionadas, en que el problema fundamental es el exceso de piel, pero el volumen de la glándula mamaria es adecuado, puede “desplazarse” el tejido mamario en bloque hacia arriba, junto con el pezón, y lograr una recuperación del volumen y la forma de la mama sin necesidad de usar implantes.

Ilustración 6 2 meses tras elevación de pecho sin implantes

En todas las fotografías que te he mostrado, hace menos de 3 meses de la intervención, que es cuando más visibles son. Pasados entre 9 y 12 meses y con los cuidados adecuados, la cicatriz pasa de estar roja a estar blanca, y apenas apreciarse incluso fijándose. Pide consulta con nosotros, en GodoyClinic, de forma gratuita, y te asesoraremos de cuál es tu mejor opción para recuperar la forma de tu pecho.

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